Créditos de carbono para invertir en el futuro
La disminución de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) es una prioridad de orden mundial.
Existen acciones que van desde lo micro —iniciativas personales— hasta lo macro: proyectos con el aval y la protocolización de gobiernos e instituciones trasnacionales para que las industrias reduzcan su huella de carbono.
Una de estas acciones son los bonos y créditos de carbono, que a pesar de que suelen utilizarse como sinónimos, tienen diferencias en cuanto a su aplicación.
Tanto los bonos como los créditos de carbono están regidos por tratados internacionales como el Protocolo de Kyoto y el Acuerdo de París. De igual manera, deben contar con certificaciones de terceros y consisten en la compra de bonos por una entidad global, usualmente en países con mayores emisiones, para participar en proyectos de disminución de gases invernadero en países que registren menos emisiones.
Por su parte, los créditos de carbono son aquellos que permiten comprar derechos o participación en proyectos enfocados en producir energías renovables. De esta manera, las entidades que los compran pueden generar un balance entre sus propias emisiones y el apoyo a nuevas soluciones amigables con el ambiente.
A nivel mundial, no existe un precio estándar por bonos o créditos de carbono, debido a que estos fluctúan dependiendo del tipo de proyecto —como energías renovables, reforestación, conservación, transformación de residuos, biogas, entre otros—, de las acreditaciones de la empresa que oferta dichos instrumentos, así como de las certificaciones vigentes u otros componentes adicionales.
Algunos de los proyectos más recurridos en cuanto a créditos de carbono son aquellos que se dedican a la reforestación o restauración de ecosistemas, así como los programas de captura de carbono, en donde se busca retirar activamente el dióxido de carbono de la atmósfera.
El panorama mexicano
El mercado de bonos y créditos de carbono está en constante cambio, ya que cada vez más empresas están dispuestas a adquirirlos para compensar su emisión de gases de efecto invernadero.
Si bien en México ya existen algunos proyectos en este mercado, los protocolos a seguir gestionados por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) aún siguen en periodo de prueba.
La propuesta de la SEMARNAT que está en revisión contempla cuatro acciones fundamentales para que el país logre reducir sus emisiones GEI: gravar las emisiones de carbono, instituir un fondo para el cambio climático, lanzar programas especiales a nivel nacional y en las entidades federativas para hacer frente al cambio climático en las entidades federativas y crear un sistema de comercio de emisiones
Shell, un acompañante en el mercado
Desde Shell, los créditos de carbono en los que se ha invertido a nivel internacional fomentan un impacto positivo en la reducción de gases de efecto invernadero y contaminantes.
Hemos comprado créditos de carbono que protegen a la naturaleza o restauran el medio ambiente, al mismo tiempo que desarrollamos proyectos ambientales que capturen emisiones y a su vez que nos permiten ofrecer créditos de carbono a nuestros clientes.
Estamos determinados a continuar fortaleciendo acciones sostenibles para crear un mejor futuro, por lo que tenemos un fuerte compromiso con la reducción de emisiones en nuestras operaciones y proveer energía cada vez más sustentable —desde estaciones de carga para vehículos eléctricos, hidrógeno o energía eléctrica cuya fuente sea solar o eólica—.
Conoce más a detalle el mercado de los créditos de carbono con nuestro estudio: https://www.shell.com/shellenergy/othersolutions/carbonmarketreports.html